ATHLETICS
Stramilano, una carrera para el recuerdo, mi padre fue el campeón hace 50 años


VIGEVANO, 27 de marzo de 2025. -Debo admitir que he pensado mucho en cómo empezar este escrito, y aunque soy periodista y se me facilita escribir, en esta oportunidad, cuando tengo tantos sentimientos y tantos recuerdos bonitos en mi corazón, se me hace difícil.
Pero bueno, aquí vamos. Todo comenzó a principios de marzo de este 2025 cuando llegué a Italia, el primer día de regreso a la oficina le comenté a Gianni Merlo, el presidente de la Asociación Internacional de Prensa Deportiva, y mi jefe, que quería conseguir una inscripción para correr la Stramilano, bueno, en este caso, la Stramilanina, pues solo quería correr 5K. Desde hace muchos años, he hecho parte de las distancias recreativas de las carreras de calle que se han hecho en Colombia, y pensar en poder correr en Milán, me parecía muy agradable. Sin embargo, esta carrera tenía algo más, un tinte más importante y más especial para mí.
Gianni, al saber la importancia de esta carrera, cogió el teléfono, llamó a alguien y en menos de 5 minutos me dijo: tienes que ir a Milán a recoger tu número, yo quedé asombradísima de la rapidez con la que pasó todo, si bien es cierto que en Colombia también obtengo las inscripciones gracias a la organización Correcaminos a Héctor Palau y a Jorge Lozano, nunca imaginé que en Italia iba a ser igual, pero así fue.
Llegó el 16 de marzo, inicio de la feria, y viajé desde Vigevano hasta Milán. Ya tenía la indicación de Gianni de llegar a la Piazza Duomo, -allí estaba instalada la carpa-, y buscar al señor Michele Mesto. Para ser totalmente honesta, en ese momento no tenía ni la más mínima idea de quién era el señor Mesto, pensé que era alguna persona que habían encargado para que me atendiera y darme el número de carrera. Llegué a Milán y como si fuera la primera vez, al salir de la estación del metro no pude contener mi asombro al ver la imponente Catedral Metropolitana de la Natividad de la Santísima Virgen María, mas conocida como el Duomo di Milano.
Encontré la carpa visiblemente ubicada en uno de los costados de la plaza y aunque no tenía ni idea a quién preguntarle por el señor Mesto, mi buena suerte apareció, encontré a alguien de la organización y literalmente en un minuto ya lo tenía al frente mío.
Conociendo al mismísimo señor Michele Mesto
Apenas me vio, me dijo: tu sei la filha di Mora! yo solo respondí, si, y de inmediato me dio un abrazo, que la verdad me hizo sentir muy emocionada, me preguntó como estaba mi padre, y en mi italiano básico le dije que vive en Canadá y que me había dicho que la Stramilano la recordaba mucho, unos meses antes mi padre me había contado que la carrera tiene un gran significado para él, por haber sido el primer campeón del medio maratón (en 1976 se realizó por primera vez la edición con atletas profesionales en el recorrido de 21.0975K), por haberle ganado a los italianos que eran los favoritos y además por el dato curioso de que como no tenían pensado que un colombiano fuera a ganar, no tenían nuestro himno nacional y en últimas terminaron poniendo en la premiación, La Cucaracha, que no es ni siquiera una canción colombiana. De su parte me dijo que recordaba mucho a mi Pa, lo fuerte que era como atleta, anécdotas de dinero, cosas que vivieron durante sus dos carreras acá y que la última vez que lo había visto había sido en Brasil, entendiéndonos incluso con nuestra barrera del idioma.
Hasta ese momento no sabía realmente quien era Don Michele, ya habíamos hablado, me había invitado a un café y me había dado el numero. De repente alguien se acercó a saludarlo y ahí si entendí perfectamente “Buongiorno Signor Presidente della Stramilano”, y si, durante casi una hora había tenido la compañía no solo del Presidente del Comité Organizador, sino del fundador junto a varios amigos quienes le dieron vida a la Stramilano. Yo estaba siendo recibida por el mismísimo presidente de la carrera, no puedo negar que me sentí como si fuera la más importante de todas las competidoras en esta carrera.
Se acerca la hora 0
Durante la semana tuve mucha ansiedad, pensaba que sería una carrera difícil, tenía miedo que me doliera la rodilla, en fin, muchos pensamientos pasaron por mi cabeza, no soy competidora profesional, siempre he corrido de manera muy recreativa, pero el simple hecho de poder estar tomando parte de una de las carreras en las que mi padre hizo historia, una historia tan importante como ser el primer campeón, me hacía sentir algo muchísimo más especial que simplemente correr.
Un día antes decidí comprar una chaqueta para cubrirme de la lluvia -la mejor decisión- mientras hablaba con mi padre; me dijo, bueno hija, cuando regreses comes bien y te acuestas temprano para que te prepares para mañana, siempre sigo sus consejos, tal vez el de entrenar todos los días, no.
Llegó la hora 0
Y por fin llegó el 23 de marzo, la prueba de los 5 kilómetros partía a las 10:00am, me levanté muy temprano porque llegar al sitio de partida me llevaría alrededor de una hora. Llovía acá en Vigevano y yo solo esperaba que en Milán el clima fuera distinto, pero no fue así. Mientras viajaba, pensaba, ¿en dónde me bajo?, ¿la estación Duomo esta cerrada, por donde será la entrada?, de repente vi un grupo de personas con la camiseta de la carrera así que, como si fuera una detective privada, decidí seguirlos.
Cuando salí de la estación del metro me encontré con una gran multitud, no debería haberme sorprendido, pues en carreras como la media maratón de Bogotá, la Run Tour Avianca o la Carrera de la mujer, entre otras, participan mas de 42 mil personas, pero sí, la sensación fue diferente. Y ahí, en medio el gentío no era difícil encontrar el camino, así que comencé a calentar, no solo porque es lo correcto, sino porque lloviznaba fuerte y hacia mucho frio, después de un rato abrieron los ingresos, empecé a sentir como las piernas me temblaban y no del frío, sino de la emoción de estar ahí parada.
La largada
La ansiedad se apoderaba de mi, no daban la largada, ese tiempo se me hizo eterno, y mientras tanto pensaba: Dios, mi padre hizo historia en esta carrera cuando yo ni siquiera había nacido, fue un año antes, y ahora estoy aquí, a punto de hacer parte de la Stramilano, carrera que para mi padre tiene mucho valor. Ya tenía mi música lista, mi reloj listo, y me dije: bueno, acá a lo que me dé el cuerpo, había corrido la Scarpadeoro ocho días atrás, 4K alrededor de Vigevano, así que ya tenía un poquito de idea cómo era correr en el frío, pero en este caso se le sumaba la lluvia. Finalmente, el animador comenzó la cuenta regresiva, grité los cinque, quattro, tre, due, uno, zero con toda mi fuerza y di la primera zancada.
La carrera
Arrancó la carrera, un poco lenta la verdad, la primera curva es en una calle, muy muy muy angosta para la gran cantidad de gente, así que el inicio fue caminando, unos metros más adelante la calle se hizo mas ancha y empecé a correr, miraba hacia adelante, miraba las calles, miraba las casas, miraba cómo pasaba en frente de tiendas Gucci, Ferragamo, Dior, y al mismo tiempo pensaba, guau, ¿será que por acá pasó mi papá?, ¿será que este fue el mismo recorrido del 76 o del 80?, la sensación de recorrer sus pasos no tiene descripción, aun no me lo creo, es algo realmente inexplicable lo que aun estoy sintiendo, que pude haber pasado por calles que él pisó hace cincuenta años, por alguna de esas calles tuvieron que haber pasado los pies de mi papá, y eso me emocionaba cada vez más.
Me olvidé del reloj, de los kilómetros, de la lluvia, del frio y de los charcos, aunque no era fácil, las calles adoquinadas y en desnivel hacían que tuviera que ser cuidadosa y que bajara la velocidad, aun así, simplemente estaba gozando correr.
Faltando menos de un kilometro tuve que parar, la gasolina no me dio para los 5K, pero la fuerza me volvió cuando vi a lo lejos el arco de llegada, esos últimos metros los corrí, realmente llena de emoción, hasta cruzar la meta, donde me di la bendición y le di gracias a Dios por haberme dado la oportunidad de estar en esa carrera.
Mi mejor carrera
Pasar la meta fue espectacular, tanto que olvidé parar mi reloj, justo antes de pasar a recoger la medalla me acordé y cuando lo miré, la emoción fue todavía más grande, mostraba 38:58, no me lo creía, acababa de hacer mi mejor tiempo, había corrido por debajo de los 43 minutos, no soy atleta profesional, no entreno, no estoy dedicada a esto y los 5k los hacía entre 43 y 48 minutos, así que esta fue la cereza sobre el pastel.
Al otro día ni dolor sentí en las piernas, pero el desgaste, el frío y la mojada, el cuerpo lo expresó en forma de gripa, el no haberme podido cambiar rápido, secar la ropa en mi cuerpo, me desató una gripa bastante fuerte, pero el recuerdo de mi mejor carrera me hace olvidar el malestar. Sencillamente, una carrera para el recuerdo.
El dato curioso
El clima no fue lo que esperaba, así que, por primera vez, corrí con chaqueta y guantes puestos, aún así nada de eso me impidió gozar la carrera.
Para terminar esta feliz historia, solo me queda agradecerle a Gianni Merlo a Mikhele Mesto por la oportunidad de hacer parte de la Stramilano 2025, y a mi padre por ser ejemplo e inspiración y por, junto a mi madre, haberme dado la vida para poder vivir estas hermosas experiencias.
Pero bueno, aquí vamos. Todo comenzó a principios de marzo de este 2025 cuando llegué a Italia, el primer día de regreso a la oficina le comenté a Gianni Merlo, el presidente de la Asociación Internacional de Prensa Deportiva, y mi jefe, que quería conseguir una inscripción para correr la Stramilano, bueno, en este caso, la Stramilanina, pues solo quería correr 5K. Desde hace muchos años, he hecho parte de las distancias recreativas de las carreras de calle que se han hecho en Colombia, y pensar en poder correr en Milán, me parecía muy agradable. Sin embargo, esta carrera tenía algo más, un tinte más importante y más especial para mí.
Gianni, al saber la importancia de esta carrera, cogió el teléfono, llamó a alguien y en menos de 5 minutos me dijo: tienes que ir a Milán a recoger tu número, yo quedé asombradísima de la rapidez con la que pasó todo, si bien es cierto que en Colombia también obtengo las inscripciones gracias a la organización Correcaminos a Héctor Palau y a Jorge Lozano, nunca imaginé que en Italia iba a ser igual, pero así fue.
Llegó el 16 de marzo, inicio de la feria, y viajé desde Vigevano hasta Milán. Ya tenía la indicación de Gianni de llegar a la Piazza Duomo, -allí estaba instalada la carpa-, y buscar al señor Michele Mesto. Para ser totalmente honesta, en ese momento no tenía ni la más mínima idea de quién era el señor Mesto, pensé que era alguna persona que habían encargado para que me atendiera y darme el número de carrera. Llegué a Milán y como si fuera la primera vez, al salir de la estación del metro no pude contener mi asombro al ver la imponente Catedral Metropolitana de la Natividad de la Santísima Virgen María, mas conocida como el Duomo di Milano.
Encontré la carpa visiblemente ubicada en uno de los costados de la plaza y aunque no tenía ni idea a quién preguntarle por el señor Mesto, mi buena suerte apareció, encontré a alguien de la organización y literalmente en un minuto ya lo tenía al frente mío.
Conociendo al mismísimo señor Michele Mesto
Apenas me vio, me dijo: tu sei la filha di Mora! yo solo respondí, si, y de inmediato me dio un abrazo, que la verdad me hizo sentir muy emocionada, me preguntó como estaba mi padre, y en mi italiano básico le dije que vive en Canadá y que me había dicho que la Stramilano la recordaba mucho, unos meses antes mi padre me había contado que la carrera tiene un gran significado para él, por haber sido el primer campeón del medio maratón (en 1976 se realizó por primera vez la edición con atletas profesionales en el recorrido de 21.0975K), por haberle ganado a los italianos que eran los favoritos y además por el dato curioso de que como no tenían pensado que un colombiano fuera a ganar, no tenían nuestro himno nacional y en últimas terminaron poniendo en la premiación, La Cucaracha, que no es ni siquiera una canción colombiana. De su parte me dijo que recordaba mucho a mi Pa, lo fuerte que era como atleta, anécdotas de dinero, cosas que vivieron durante sus dos carreras acá y que la última vez que lo había visto había sido en Brasil, entendiéndonos incluso con nuestra barrera del idioma.
Hasta ese momento no sabía realmente quien era Don Michele, ya habíamos hablado, me había invitado a un café y me había dado el numero. De repente alguien se acercó a saludarlo y ahí si entendí perfectamente “Buongiorno Signor Presidente della Stramilano”, y si, durante casi una hora había tenido la compañía no solo del Presidente del Comité Organizador, sino del fundador junto a varios amigos quienes le dieron vida a la Stramilano. Yo estaba siendo recibida por el mismísimo presidente de la carrera, no puedo negar que me sentí como si fuera la más importante de todas las competidoras en esta carrera.
Se acerca la hora 0
Durante la semana tuve mucha ansiedad, pensaba que sería una carrera difícil, tenía miedo que me doliera la rodilla, en fin, muchos pensamientos pasaron por mi cabeza, no soy competidora profesional, siempre he corrido de manera muy recreativa, pero el simple hecho de poder estar tomando parte de una de las carreras en las que mi padre hizo historia, una historia tan importante como ser el primer campeón, me hacía sentir algo muchísimo más especial que simplemente correr.
Un día antes decidí comprar una chaqueta para cubrirme de la lluvia -la mejor decisión- mientras hablaba con mi padre; me dijo, bueno hija, cuando regreses comes bien y te acuestas temprano para que te prepares para mañana, siempre sigo sus consejos, tal vez el de entrenar todos los días, no.
Llegó la hora 0
Y por fin llegó el 23 de marzo, la prueba de los 5 kilómetros partía a las 10:00am, me levanté muy temprano porque llegar al sitio de partida me llevaría alrededor de una hora. Llovía acá en Vigevano y yo solo esperaba que en Milán el clima fuera distinto, pero no fue así. Mientras viajaba, pensaba, ¿en dónde me bajo?, ¿la estación Duomo esta cerrada, por donde será la entrada?, de repente vi un grupo de personas con la camiseta de la carrera así que, como si fuera una detective privada, decidí seguirlos.
Cuando salí de la estación del metro me encontré con una gran multitud, no debería haberme sorprendido, pues en carreras como la media maratón de Bogotá, la Run Tour Avianca o la Carrera de la mujer, entre otras, participan mas de 42 mil personas, pero sí, la sensación fue diferente. Y ahí, en medio el gentío no era difícil encontrar el camino, así que comencé a calentar, no solo porque es lo correcto, sino porque lloviznaba fuerte y hacia mucho frio, después de un rato abrieron los ingresos, empecé a sentir como las piernas me temblaban y no del frío, sino de la emoción de estar ahí parada.
La largada
La ansiedad se apoderaba de mi, no daban la largada, ese tiempo se me hizo eterno, y mientras tanto pensaba: Dios, mi padre hizo historia en esta carrera cuando yo ni siquiera había nacido, fue un año antes, y ahora estoy aquí, a punto de hacer parte de la Stramilano, carrera que para mi padre tiene mucho valor. Ya tenía mi música lista, mi reloj listo, y me dije: bueno, acá a lo que me dé el cuerpo, había corrido la Scarpadeoro ocho días atrás, 4K alrededor de Vigevano, así que ya tenía un poquito de idea cómo era correr en el frío, pero en este caso se le sumaba la lluvia. Finalmente, el animador comenzó la cuenta regresiva, grité los cinque, quattro, tre, due, uno, zero con toda mi fuerza y di la primera zancada.
La carrera
Arrancó la carrera, un poco lenta la verdad, la primera curva es en una calle, muy muy muy angosta para la gran cantidad de gente, así que el inicio fue caminando, unos metros más adelante la calle se hizo mas ancha y empecé a correr, miraba hacia adelante, miraba las calles, miraba las casas, miraba cómo pasaba en frente de tiendas Gucci, Ferragamo, Dior, y al mismo tiempo pensaba, guau, ¿será que por acá pasó mi papá?, ¿será que este fue el mismo recorrido del 76 o del 80?, la sensación de recorrer sus pasos no tiene descripción, aun no me lo creo, es algo realmente inexplicable lo que aun estoy sintiendo, que pude haber pasado por calles que él pisó hace cincuenta años, por alguna de esas calles tuvieron que haber pasado los pies de mi papá, y eso me emocionaba cada vez más.
Me olvidé del reloj, de los kilómetros, de la lluvia, del frio y de los charcos, aunque no era fácil, las calles adoquinadas y en desnivel hacían que tuviera que ser cuidadosa y que bajara la velocidad, aun así, simplemente estaba gozando correr.
Faltando menos de un kilometro tuve que parar, la gasolina no me dio para los 5K, pero la fuerza me volvió cuando vi a lo lejos el arco de llegada, esos últimos metros los corrí, realmente llena de emoción, hasta cruzar la meta, donde me di la bendición y le di gracias a Dios por haberme dado la oportunidad de estar en esa carrera.
Mi mejor carrera
Pasar la meta fue espectacular, tanto que olvidé parar mi reloj, justo antes de pasar a recoger la medalla me acordé y cuando lo miré, la emoción fue todavía más grande, mostraba 38:58, no me lo creía, acababa de hacer mi mejor tiempo, había corrido por debajo de los 43 minutos, no soy atleta profesional, no entreno, no estoy dedicada a esto y los 5k los hacía entre 43 y 48 minutos, así que esta fue la cereza sobre el pastel.
Al otro día ni dolor sentí en las piernas, pero el desgaste, el frío y la mojada, el cuerpo lo expresó en forma de gripa, el no haberme podido cambiar rápido, secar la ropa en mi cuerpo, me desató una gripa bastante fuerte, pero el recuerdo de mi mejor carrera me hace olvidar el malestar. Sencillamente, una carrera para el recuerdo.
El dato curioso
El clima no fue lo que esperaba, así que, por primera vez, corrí con chaqueta y guantes puestos, aún así nada de eso me impidió gozar la carrera.
Para terminar esta feliz historia, solo me queda agradecerle a Gianni Merlo a Mikhele Mesto por la oportunidad de hacer parte de la Stramilano 2025, y a mi padre por ser ejemplo e inspiración y por, junto a mi madre, haberme dado la vida para poder vivir estas hermosas experiencias.
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